El proyecto tuvo como objetivo demostrar que los residuos de las plantas papeleras formados por el polietileno y el aluminio de los envases de Tetrabrick pueden transformarse en una materia prima de buena calidad, apta para ser industrializada empleando cualquier tecnología a la mano para materiales plásticos como por ejemplo inyección, prensado o extrusión.
Aplicación industrial del residuo de Tetrabrick.
Una vez que las plantas papeleras recuperan la celulosa de los residuos de envases de Tetrabrick, el residuo que queda, formado por aluminio y PE, se somete a un proceso de aglomeración y posterior transformación en granza. Esta granza puede ser inyectada, extrusionada o prensada para fabricar productos muy diversos.
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